Lo nuestro fue como una serie de televisión
pero nos quedamos sin presupuesto para terminarla.
A ti siempre te tocaron los mejores diálogos,
la audiencia se puso de tu parte
y fuiste la actriz mejor pagada del año,
yo en cambio pasé a tener un papel secundario.
Ahora me he convertido
en un director de castings baratos,
tengo miedo escénico
y voy probando mujeres por diferentes ciudades
esperando encontrarla,
a ella,
a mi musa,
la que me haga volver a la escena
y empezar a escribir otra historia.
Interesadas:
adjuntar currículum del pasado
y una foto del futuro.
lavidaesunteatro@actorenparo.com
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Poema a dos manos (por Marwan y Diego Ojeda)
Las mujeres me admiran
porque sé juntar palabras
y adular viene en mi libro de instrucciones
como verbo predilecto.
Y qué quieres que te diga,
necesito alguien que vea todo,
no que se sienta rodeada de palabras
que conviertan el silencio
en collares para su cintura,
alguien que no mire al infinito
con las manos perdidas
creyendo que fabrico emociones
como trajes a medida.
Por eso,
a veces me siento como un hombre cansado,
perdido en las calles de algún mes
o en los días de cualquier ciudad.
porque sé juntar palabras
y adular viene en mi libro de instrucciones
como verbo predilecto.
Y qué quieres que te diga,
necesito alguien que vea todo,
no que se sienta rodeada de palabras
que conviertan el silencio
en collares para su cintura,
alguien que no mire al infinito
con las manos perdidas
creyendo que fabrico emociones
como trajes a medida.
Por eso,
a veces me siento como un hombre cansado,
perdido en las calles de algún mes
o en los días de cualquier ciudad.
Tal vez
Tal vez,
lo más fácil sería echarle la culpa al vino
a las canciones o al momento.
Quizás
la certeza de saber
que los daños colaterales del día después
estarían silenciados por 2000 km de distancia,
besos y palabras,
fue un columpio hasta mis labios.
Llegaste,
yo no te esparaba
y aunque los gestos siempre son provisionales
volví a ver en tus ojos puertas abiertas.
La noche cabía en tus pupilas.
Hablamos de nuestros triunfos, fracasos,
ya sabes que a veces el pasado
es como un dulce con sabor amargo.
El deseo abrió sucursales entre nosotros,
después de aparcar nuestros corazones
en un pozo cerca del oceáno
desaté mis manos y tus botones
y te robé la ropa de más que te puso el invierno.
Hoy no busco respuestas
y lo que más me gusta de ti
es todo lo que no sé.
Tampoco busco que entre nosotros
se escriba la palabra
amor.
Pero espero,
tal vez,
que uno de estos días
tropieces con las ganas de verme
y me llames
cuando yo no te espere.
lo más fácil sería echarle la culpa al vino
a las canciones o al momento.
Quizás
la certeza de saber
que los daños colaterales del día después
estarían silenciados por 2000 km de distancia,
besos y palabras,
fue un columpio hasta mis labios.
Llegaste,
yo no te esparaba
y aunque los gestos siempre son provisionales
volví a ver en tus ojos puertas abiertas.
La noche cabía en tus pupilas.
Hablamos de nuestros triunfos, fracasos,
ya sabes que a veces el pasado
es como un dulce con sabor amargo.
El deseo abrió sucursales entre nosotros,
después de aparcar nuestros corazones
en un pozo cerca del oceáno
desaté mis manos y tus botones
y te robé la ropa de más que te puso el invierno.
Hoy no busco respuestas
y lo que más me gusta de ti
es todo lo que no sé.
Tampoco busco que entre nosotros
se escriba la palabra
amor.
Pero espero,
tal vez,
que uno de estos días
tropieces con las ganas de verme
y me llames
cuando yo no te espere.
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