jueves, 28 de octubre de 2010

A la primera

Supe que mentías

pero me hiciste sentir especial.

Vi en tus ojos una vida sin salida

estrecha, luminosa,

llena de secretos.



Confundí tu belleza

con la verdad,

y después de tu nombre

sólo había sombras.



Saqué el corazón a cubierta

me envolvió tu marea

y antes de intentar salvarme

ya me estaba hundiendo.



Serán mis 24 primaveras

por las que tiendo

(como dice la canción)

a darlo todo a la primera.

Opinión de Tenerife


Nos siguen brindando espacios en la prensa de Tenerife, gracias a Calero, gran profesional y buena gente, por el cariño y el respeto.

jueves, 14 de octubre de 2010

Tiempo

La noche se puso de nuestra parte
y acabamos bajo las mismas sábanas,
en la penumbra de nuestras caricias
tus labios tenían sabor a viento
y mis dedos a libertad.

Queríamos ir despacio
pero gastamos la imprudencia
de saltar todos los pasos.

Ahora buscamos culpables:
diciembre y esta juventud,
el bar de Chueca y dos mojitos,
la lluvia en la Gran Vía y tu coche lejos
o mi casa más cerca.

Como siempre un final,
yo sin ganas de un hasta luego
y tú pidiendo tiempo.
ya lo decía aquel poema:
“Una mujer, es como un reloj de arena”.

sábado, 9 de octubre de 2010

Algunas noches son...

Como un circo abandonado
entre bloques de cemento.
Como el reloj del vigilante nocturno
de aquella urbanización en obras de tu barrio.
Como un colegio vacío.
Como la frontera de una vida que acaba.

Entonces,
le hago un torniquete a los recuerdos,
y apago la luz.

Aquella tarde

Te contaba que mi abuela siempre decía
que las mujeres de manos calientes
son amores para siempre
y las mujeres de manos frías
son amores para un día.
Aquella tarde nos desnudamos
sin llegar a quitarnos la ropa,
en una casa prestada en la playa
tras la sombra de un antiguo edificio
que no nos dejaba ver el mar.
Hablamos del pasado y cocinamos.
Te robaba comida del plato
y en mi irremediable manía de anticiparme
yo ya estaba haciendo planes en tu ombligo.
Ahora recuerdo,
decías que los mejores platos
se cocinan a fuego lento.
Y tú, con las manos frías.